ACTITUD CIUDADANA
ANTE LAL PROBLEMÁTICA SOCIAL.
La participación social es un
elemento definitorio del Trabajo Social desde 
sus inicios. La finalidad de la profesión  se encuentra 
enraizada en un conjunto de valores fundamentales  entre los que destacan los de-rechos humanos
y sociales, la justicia  social, la
autodeterminación,  la normalización  y  la
participación  activa  de  las
personas  con  las que trabajamos. 
La preocupación del Trabajo
Social por la participación ha sido una constante,  situándose 
el  dilema  principal  en torno 
a decidirse  por un Trabajo Social
que asume la responsabilidad directa en la resolución de los problemas
sociales, o bien, con un enfoque centrado en el proceso, orientado a movilizar
a la gente para que ésta resuelva las situaciones de dificultad.  Esta última perspectiva  implica considerar al sujeto-cliente como
ciudadano, con  capacidades y potencialidades
para resolver  las dificultades propias y
las de su entorno, situándose el trabajador 
social no como agente principal sino como sujeto activo que favorece
transac-ciones humanas valiosas, orientadas a la autonomía de la persona y al desarrollo
humano. 
La reflexión  en torno a los principios y valores que
orientan la prác-tica comunitaria desde el Trabajo Social nos conduce al
diálogo, al con-senso, al reconocimiento de la particularidad, a la
identificación  de las personas y los
grupos sin representación ni voz, a la capacidad de captar lo sensible, lo
invisible, a la capacitación, a la promoción de la partici-pación ciudadana
para el cambio de las estructuras y dinámicas exclu-yentes y violentas, en
definitiva,  a crear contextos y
condiciones  para que los ciudadanos sean
capaces de elegir y adquieran poder acerca de los asuntos que les conciernen.
La autodeterminación,  la independen-cia
y la autonomía son, por tanto, los tres valores que orientan  la inter-vención comunitaria desde una perspectiva
participativa y capacitante.
En la actualidad, el Trabajo
Social Comunitario, desde una perspec-tiva de desarrollo  humano, requiere  integrar 
dos aspectos: a) el inter-culturalismo y 
la tolerancia-compromiso ante la diversidad  de grupos minoritarios existentes y b) el
fortalecimiento  de colectivos y
territorios que presentan inferiores accesos a los procesos de influencia en
las de-cisiones públicas y de representación en organizaciones sociales. La par-ticipación
puede variar en un continuo  desde el
puro  simbolismo  a la integración completa en todas las fases
de los procesos de decisión. Contestar 
al para  qué,  cómo, 
cuánto  y cuándo  (definición 
de ne-cesidades, 
priorización,  determinación  de  estrategias  y 
objetivos,  se-guimiento  y 
evaluación)  integremos  la participación  ciudadana 
en  la toma de decisiones es
determinante en el modelo y la perspectiva de la intervención  comunitaria La participación como proceso
implica, en coincidencia con Gaitán (2003): 1) querer, es decir, que los
habitantes tomen conciencia respec-to de sus problemas y la comprensión de los
aspectos que los explican; 2) saber, es decir, reconocerse con capacidades y
comprometerse para  transformar  la realidad; y 3) poder,  es decir, crear contextos  favorece-dores de la creatividad y la
innovación, a través del acceso a la toma de decisiones. De esta forma,  la comunidad deja de ser contexto de inter- vención
y destinataria de acciones, para ser protagonista y propietaria de su cambio,
como sujeto de acción.
La participación social,
portante, es un fenómeno complejo, multidi-mensional e interdependiente que
precisa un marco teórico conceptual y contextual de referencia para evitar,
entre otras, falsas expectativas en las prácticas participativas desarrolladas
desde el Trabajo  Social.
Los  elementos que caracterizan  la participación  comunitaria des-de un enfoque de desarrollo
humano y  que contribuyen a diferenciar modelos
de intervención comunitaria son, como refiere Alonso (2002), los siguientes:
1.   
 la
función  de la población y de las
instituciones. Las instituciones son consideradas actores que deben involucrarse  por 
sí  mismas  en  los
procesos  de  intervención comuni-taria. 
2.   
el tipo de objetivos  que  se
persiguen.
3.   
el método  de trabajo.
4.   
el 
conocimiento utilizado. 
5.   
el rol profesional. 
6.   
el tipo de proyecto. 
| 
   
Desarrollo 
  Programas y Coordinación de Servicios 
 | 
  
   
Grado once 
 | 
 
| 
   
Planificación 
  Social 
 | 
  
   
Coordinación académica 
 | 
 
| 
   
Comunidad 
 | 
  
   
Ins. ed. Apiay 
 | 
 
| 
   
Desarrollo 
  Comunitario 
 | 
  
   
Horas sociales 
 | 
 
| 
   
Fortalecimiento Político 
 | 
  
   
Imagen de la Institución 
 | 
 
| 
   
Fuente: 
 | 
  
   
Estudiantes de grado once 
 | 
 
| 
   
Determinado por 
 | 
  
   
Director de horas sociales. 
 | 
 
Condiciones generales que mejoran
el impacto de la participación: 
- 
Para que  la participación  tenga 
éxito, debe haber  desde el  inicio una fuerte motivación ciudadana y
política. 
- 
El debate, la decisión y la acción cara a cara son  fundamentales. 
- 
La información  debe fluir
libremente, de manera multidireccional y rápida. 
- 
La pluralidad de las formas de participación aumenta la vitalidad. 
- 
Los sistemas de participación más eficaces son aquéllos que sacan el
mayor partido de cada estilo de organización 
existente en una comunidad. 
- 
Las personas y las organizaciones deben conocer con exactitud el papel
que desempeñan en el sistema de participación y los límites en la toma de
decisiones.