EL HORIZONTE QUE ENRUTA MI VIDA ESPIRITUAL
El hombre necesita del mundo para hacer de sí un enlace
entre el pensamiento que crea su futuro y los medios por los cuales pretende
alcanzar este fin.
“EL REINO ES AQUÍ Y AHORA”
La venida del Reino de Dios
17:20 Los fariseos le preguntaron cuándo llegaría el Reino de Dios. Él les respondió: "El Reino de Dios no viene ostensiblemente,
17:21 y no se podrá decir: "Está aquí" o "Está allí". Porque el Reino de Dios está entre ustedes".
17:20 Los fariseos le preguntaron cuándo llegaría el Reino de Dios. Él les respondió: "El Reino de Dios no viene ostensiblemente,
17:21 y no se podrá decir: "Está aquí" o "Está allí". Porque el Reino de Dios está entre ustedes".
¿Y si el Reino está entre
nosotros, a quién interesa preguntar por algo que conoce, que disfruta, que
ostenta, que vive en su presente y llena sus expectativas de futuro?
El Reino de Dios es aquí y
ahora, está en cada palabra que pronuncias, en cada acción en la que aplicas
tus energías.
Ahora, valdría la pena
dedicarse a sí mismos unos momentos para engrasar sus ejes, ¿quién te dice que
sus balines no se han desgastado al punto de propiciar un desvío en tu camino?
¿Y qué decir de las
acciones con las que has ido demorando tu propia felicidad?
¿Has pensado en las
premisas que te viene presentando la sociedad?
Pasado, presente y futuro.
Pensar, hablar y actuar.
Investigar, actuar, participar.
Y muchas más que me vienen previniendo acerca de cuál debe
ser mi más próxima decisión.
Más aún, ¿hacia dónde van tus pasos?
De aquello que pasa por tu vida, todos los días, ¿Qué es lo
que más disfrutas?
¿Cuántas acciones realizas, que son importantes para que al
llegar la noche, tu conciencia o tu ego, estén satisfechos?
Desde este concepto de conclusión diaria, ¿te encuentras
satisfecho, cuando decides ir a descansar? O ¿sencillamente te sigues dando
tiempo, para al día siguiente, continuar?
Conservarte en la ruta, es la mejor táctica para llegar a
salvo a tu destino.
Habrá guijarros en el camino, que propicien tropezones y caídas,
cúmulos que dificulten tu visión y quizá te obliguen a tomar un atajo y porqué
no, pruebas llegadas del cielo que te permitan comprobar tu grado de sencillez
y de calidad humanas, pero, por sobre todo, estarás tu, tú y la vida que
alcanzas a concebir y entender. (JESÚS)
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