"de moda: YO".

RESPONSABILIDAD?

Desde donde empezar con el dos mil trece? Quizá deba pensar en que el año litúrgico es dentro del calendario gregoríano, una fecha más en este largo traginar de la eternidad; porqué de hecho, no caer en la tentación de lo mundano es tarea de quienes optamos por concervar la perceverancia de la creación en un nivel humano, sin querer decir esto, que alejados del pecado, del vicio, de la basura acumulada sobre el polvo del camino, queramos irresponsablemente, alejarnos de las responsabilidades que aún nos detienen en el micro-mundo al que por obligaciónes creadas debemos aferrarnos.
Un paso a la vez es sencillamente avanzar con firmeza, pisando de hacerlo así el sagrado terreno de la historia y de la trascendencia.
Desde donde empezar con el dos mil trece? Quizá en el nacimiento del niño Jesús, desde el diseño de su sencillo pesebre, envuelto esta vez, no en penumbras ni en luces mortecinas producto de las lámparas de aceite y si desde la comprensión y la participación con la fe en esa realidad que se hace cada vez más grande para los paganos, quienes a manera del auto que arrastra las latas vacias de las cervezas con las que firmaron su contrato vacio de amor y de fidelidad, arrastran el peso de su economía derrochada, borracha e incompleta; oscura y sin fondo.
Desde donde empazar con el dos mil trece? Quizá empiece desde dentro y desechando naturalmente los placeres pasajeros, encuentre el norte de mis sueños y les complete sin perderme en el ayer o en el producto opaco de la imagen nocturna propuesta por mi mente. De lo contrario ¿Qué pasaría con mi presente?, El hilo tenue de la palabra debe guiar con la razón el movimiento de mis labios, prununciada con claridad y fluidez, con sencillez y prudencia, aprovando mis acciones y mis logros cabalgando tal vez, sobre mi obra y mi espíritu.
Los sueños; qué decir de ellos, que caben también en la estructura que he creado desde mi ego, mi amor propio y mis preceptos.
Si amo es que comprendo que el amor es también eterno
si creo es gracias a la convicción de la perfección con la que fui creado
si sé, es porqué necesito sacudir el polvo de mis pies, para pisar en firme, de nuevo
si puedo, es por voluntad propia, porque he encontrado un lugar en el espacio y en el tiempo
Te veo desde el fondo de mi alma sin desperdiciar el bello perfil dibujado en tu silueta
te sé vivo, caliente, perceverante y amigo.
He llegado lejos y sin temor de no encontrarme en el iris de tus ojos siento en la distancia el brillo de lo eterno y se me antoja a cada idea, un nuevo pensamiento.

GUILLERMO TOBÓN BORRERO
Esp. en Ética y Pedagogía.



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